El oído es una parte delicada y sensible de nuestros animales y es importante estar pendientes ante cualquier alteración que apreciemos. De hecho, en el día a día de la clínica veterinaria, uno de los temas más recurrentes son las patologías del oído, tanto en perros como en gatos.
El oído de nuestros perros y gatos, tiene tres partes: el oído externo, medio e interno, y la otitis es el problema más habitual, pudiendo afectar a cualquiera de las tres partes anatómicas.
Hay muchos factores que pueden desencadenarla: la presencia de ácaros, alergias (muy frecuente), cuerpos extraños, como espigas (en primavera, sobre todo).
También influye que los oídos de nuestros peludos tienen forma de L, lo que dificulta una buena aireación y favorece la humedad y el acúmulo de secreciones. De la misma manera, unas orejas caídas o con mucho pelo en el conducto auditivo también pueden predisponer a padecer otitis o tener un conducto muy estrecho, como es el caso de algunas razas como los Shar Pei. Otras causas son el contacto con algún producto tóxico, o la entrada de agua durante un baño en casa, en un río o en la playa.
La otitis duele y produce molestias como picor y escozor.
Vamos a ver que nuestro perro o gato cabecea, se rasca mucho las orejas, tiene dolor cuando le acariciamos esa zona, y podemos detectar un olor desagradable y presencia de suciedad en el conducto y en los pliegues del pabellón.
Es importante detectar una otitis a tiempo para poner el tratamiento adecuado, ya que es una patología que si no se cura bien, tiende a cronificarse, repitiéndose en el tiempo, así que ante cualquier signo de molestia, es importante acudir a la clínica.
En casa, lo que puedes hacer es mantener sus orejas y oídos limpios, utilizando una gasa (nada recomendables los bastoncillos) o productos específicos para su limpieza. En este sentido, es importante también no abusar de ello: una vez a la semana o incluso cada dos semanas en un oído sano es suficiente limpieza; si es necesario hacerlo con más frecuencia, será tu veterinario quien te lo indique, y te recomiende cuando y con qué producto hacerlo.
En el oído externo también podemos encontrar lo que llamamos “otohematoma”: el pabellón de nuestro perro o gato (menos frecuente), parece haberse inflado como un globo con líquido dentro…
Se trata de una acumulación de sangre entre la piel y el cartílago, que se produce por la rotura de un vaso sanguíneo como consecuencia de un golpe: puede ser que se haya sacudido con fuerza y haya golpeado con una superficie dura, o que se haya provocado el mismo la lesión por rascarse de forma insistente (porque haya una otitis que le produzca picor).
En cualquier caso, es importante acudir al veterinario lo más rápidamente posible para poner el tratamiento más adecuado, que en algunos casos es quirúrgico.
La otitis media es debida en la mayoría de veces, a una otitis externa que no se ha tratado, o que se ha curado mal y en la que hay rotura de tímpano, lo que permite el paso de la infección. También puede deberse a un cuerpo extraño, a un traumatismo o incluso a un tumor.
La sintomatología, como ocurre también en la interna, es más aparatosa que en la otitis externa, ya que se ven alterados el equilibrio y la postura. Una otitis severa puede ser causa de sordera, de ahí la importancia de detectarla y tratarla cuanto antes.
Por último, tenemos la sordera en nuestros abueletes, que es parte de su ciclo vital. Lo notaremos porque hay algunos cambios en su conducta: parecen estar más despistados, desobedientes porque no acuden a tu llamada, o puede que no salgan a saludar y les encontremos plácida y profundamente dormidos…
En estos casos y para ayudarles a sentirse más seguros, podemos echarles una mano utilizando un lenguaje de signos con los brazos o las manos, llevarles con correa o mediante los olores, como reclamo para acudir a la llamada, ya que el olfato se mantiene a tope en su vejez y puede ayudarles en su orientación detectar una “ola de olor” con una golosina o similar.
Nuestro mejor consejo es la prevención, por lo que te recomendamos acudir a consulta periódicamente con tu peludín, porque la revisión de sus orejas forma parte de sus revisiones rutinarias y si detectamos cualquier síntoma de los anteriores, podremos ponerle “remedio” lo antes posible. Cuenta con nosotros para mantenerle saludable y cuidar de su bienestar.