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Leishmaniosis: preguntas y respuestas

¿Qué es la Leishmaniosis?

La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria causada por un protozoo, Leishmania infantum, que se introduce en el animal a través de la picadura de un flebotomo infectado.

El flebotomo, aunque comúnmente se le conoce como mosquito, realmente pertenece al orden de las moscas (dípteros) y se trata de un insecto de pequeño tamaño que está presente en un gran número de regiones del mundo, siendo España una de las zonas que se considera endémica, es decir, hay una presencia constante de la enfermedad en nuestro país.

La leishmaniosis es una zoonosis, por lo tanto puede infectar y afectar al hombre, de ahí la importancia de prevenirla y controlarla.

Los flebotomos machos adultos se alimentan de azúcares de animales y plantas, pero las hembras necesitan ingerir sangre para completar el ciclo de desarrollo de la puesta de huevos y ellas son el principal riesgo para personas y animales.

Tienen patas largas y su cuerpo, recubierto de pelo, mide en total unos 3 mm incluyendo las alas y las patas. Realizan trayectos de no más de 300 m, volando muy cerca del suelo y buscan zonas con poco pelo para picar (cabeza, trufa, pabellón auricular, áreas inguinales y axilares). Su momento de mayor actividad es entre el atardecer y el amanecer y se sienten atraídos por zonas de luz. A diferencia de los mosquitos, no hacen ruido cuando vuelan, ni cuando van a picar.

En España el periodo de mayor actividad es entre finales de Marzo y Diciembre, con picos altos entre Junio-Julio y Septiembre-Octubre, ya que las temperaturas inferiores a los 17º hacen que su actividad disminuya mucho.

Para los nidos y puesta de huevos necesitan materia orgánica, lugares con temperatura mantenida y humedad ambiental alta: grietas, sótanos, lugares donde se acumulan basuras, restos acumulados de jardinería como hojas o hierba cortada, son sitios perfectos para criar.

La leishmaniosis se contagia a través de la picadura del flebotomo: el contagio directo entre perro-perro, perro-persona por la saliva o la  sangre es prácticamente imposible. Es necesario que el flebotomo pique para que haya transmisión.

¿Qué síntomas puede tener mi perro?

Los síntomas son muy variados. Además podemos observar que nuestro peludo está perdiendo peso y sin embargo no esté comiendo menos; puede estar más apático, sin ganas de hacer sus rutinas; puede tener cojeras intermitentes, sangrado de la nariz, diarreas…A nivel interno puede haber sobre todo afectación de los riñones, que son unos de los grandes damnificados por esta enfermedad.

En realidad todos estos síntomas podemos encontrarlos en otras patologías, por lo que siempre es muy importante ante cualquier sospecha hacer las pruebas correspondientes, para tener un diagnóstico precoz y ponernos manos a la obra con el tratamiento.

Diagnóstico de la enfermedad.

Para el diagnóstico haremos una extracción de sangre a fin de realizar un test rápido de detección de anticuerpos anti-leishmania. En caso de que sea positivo, tendremos que enviar al laboratorio sangre para que nos determinen ya de forma cuantitativa (por técnicas IFI y ELISA) los anticuerpos que hay y cuál es el estado general del paciente.

Es especialmente importante saber cómo están sus riñones y su hígado, para decidir el punto de partida del tratamiento.

¿Cómo tratamos la Leishmaniosis?

Con la combinación de varios fármacos leishmanicidas, es decir, que matan a la Leishmania y son inyectables. También con fármacos leishmaniostáticos que evitan su multiplicación. De esta forma en la mayoría de los casos, conseguimos el control de la enfermedad y que el paciente pueda hacer una vida completamente normal.

Es muy importante detectar la enfermedad lo antes posible para unos mejores resultados y para ello, nuestra recomendación es que una vez al año de forma rutinaria, hagáis a vuestros peludos un test de detección precoz de la enfermedad.

¿Cómo la prevenimos?

La prevención es siempre fundamental: la mejor manera de esquivar la leishmaniosis es que el mosquito no llegue hasta nuestro peludo, y para evitarlo tenemos los collares y pipetas, con acción repelente, que ayudan a que haya menos probabilidades de sufrir la picadura.

Además podemos ayudar a nuestro peludo vacunándole: la vacuna va a “enseñar” a su sistema inmunitario qué es lo que tiene que hacer en caso de entrar en contacto con el parásito y cuáles son las células que tiene que poner en marcha para mantener a raya la enfermedad. Antes de vacunar a tu peludo le extraeremos un poco de sangre para hacerle un sencillo test de Leishmania y comprobar que es negativo para poderle vacunar.

Nuestra recomendación es aplicar todas las medidas que tenemos a nuestro alcance para proteger a nuestros peludos.

Vacuna y collares/pipetas son complementarios. Es muy importante en la medida en que sea posible, evitar zonas donde pueda haber agua estancada con materia orgánica en descomposición, evitar salir en las horas del amanecer y atardecer que es cuando más actividad tienen los flebótomos, colocar mosquiteras en las puertas y ventanas de casa y realizar al menos una vez al año un test sanguíneo.

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