Tratar las distintas afecciones en la piel de nuestros peludos es un tema muy extenso y complicado, y en consulta, cuando tenemos un perro o un gato con problemas de piel, que muchas veces es crónico, acabamos todos un poco “cansados y desesperados” , el animal, su familia y hasta el veterinario!!
Las patologías de la piel conllevan una consulta larga en la que habrá que recoger toda la información posible, haciendo muchas preguntas, para ir componiendo el puzzle que nos permitirá averiguar la causa, establecer el tratamiento y llevar a cabo un control exhaustivo del estado del animal.
Todo empieza por una buena anamnesis, es decir, la información que recogemos en consulta: cuando apareció el problema, cómo apareció, si las lesiones eran iguales al principio que en este momento, si anteriormente se le ha tratado, tipo de tratamiento y respuesta al mismo, si el problema es estacional o dura todo el año, en qué entorno está nuestro peludo, qué come, qué tratamientos antiparasitarios tanto externos como internos recibe, si ha cambiado algo en su entorno, camita, comida, artículos de limpieza, y preguntas de este tipo que nos darán la información que necesitamos para elaborar una lista de posibles patologías, unas para descartar y otras para considerar.
Esta información unida a a la exploración física general y de las lesiones en particular nos permiten hacer lo que llamamos un diagnóstico diferencial, es decir, una lista de posibles patologías con las que empezar a hacer pruebas que nos van a ayudar a ir descartando enfermedades en unos casos, o bien a llegar al diagnóstico definitivo, en otros: en este sentido es muy importante la comunicación con los tutores, porque en la mayoría de los casos llevará un tiempo y un coste importantes, ya que entre las pruebas podemos necesitar raspados, citologías, biopsias, cultivos, analíticas sanguíneas, pruebas serológicas, hormonales, etc.
Dentro de las enfermedades de la piel más frecuentes en nuestros perro y gatos tenemos…
- Ectoparasitosis o presencia de parásitos en la piel: pueden producir picor y éste lleva al rascado, lo que puede provocar lesiones que se infectan de forman secundaria, con bacterias y hongos. Los visitantes no deseados son sobre todo pulgas y ácaros (causantes de las sarnas). Esta patología es “relativamente “ fácil de diagnosticar, generalmente con un raspado de piel y nuestros pacientes suelen responder bien a los tratamientos antiparasitarios ya sean externos o tópicos y al adecuado tratamiento también del entorno más cercano al paciente.
- Atopia: es la más frecuente y lo que vulgarmente llamamos alergia. La atopia es una enfermedad inflamatoria de la piel causada por una hipersensibilidad o alergia a algunos componentes ambientales, como los pólenes de gramíneas, olivo, arizónicas, ácaros del polvo, etc. El principal síntoma es el picor, el animal se rasca y con ese rascado aparecen las lesiones en la piel, que se infectan por bacterias.
La atopia se controla, pero NO se cura, y esto hay que tenerlo claro desde que se diagnostica.
Es de origen desconocido pero se sabe que en el perro hay predisposición genética y suele presentarse entre el primer y tercer año de vida, aunque también vemos casos en adultos que anteriormente no la habían presentado. Además hay razas especialmente predispuestas como el West Highland White Terrier (Westy), Bulldog Francés, Pastor Alemán, Labrador o SharPei.
En los mininos, no está tan clara la predisposición genética, ni que influya el sexo, pero sí está comprobado que se suele presentar en animales jóvenes entre 6 meses y 3 años, aunque igual que en el perro también se puede presentar en adultos. En el gato también existe el picor, pero como siempre intentará “disimularlo”, hemos de estar pendientes y alertas si vemos que se esconde para lamerse, frotarse, morderse e incluso automutilarse.
El diagnóstico lo haremos por eliminación de otras patologías del diagnóstico diferencial.
El tratamiento de la atopia siempre va a ser individual ya que depende de muchos factores. Puede consistir en una autovacuna que es efectiva en determinados casos, pasando por tratamientos orales, baños especiales, pipetas, lociones específicas, alimentación especial…Puede incluso necesitarse una combinación de todos ellos en muchos casos. Además actualmente y relativamente desde hace poco tiempo, disponemos de fármacos que ayudan a controlar el picor, interrumpiendo la cascada que lo desencadena.
- Alergia alimentaria, es menos frecuentes, pero en muchas ocasiones el problema es que va unida a la atopia, con lo que el diagnóstico se complica: también hay picor y las consecuentes lesiones en piel que produce el rascado. A veces, únicamente hay una otitis sin ninguna otra sintomatología en piel. El tratamiento generalmente son las dietas hipoalergénicas preparadas para ello. La sufren tanto perros como gatos.
- Enfermedades de la piel de origen endocrino. Son las producidas por alteraciones hormonales, bien por falta o exceso de determinada hormona en el organismo. Cada una de ellas tiene un patrón más o menos claro de presentación, como pérdida de pelo en la zona del rabo, calvas simétricas en los laterales del cuerpo, piel muy fina y con puntos negros en la tripilla, pelo muy escaso con aspecto de pelusilla…Normalmente van acompañadas de otros síntomas no relacionados con la piel.
Se diagnostican con la ayuda de analíticas sanguíneas y en ocasiones también son necesarias las biopsias. Entre las enfermedades que pueden provocar problemas en la piel están el hipotiroidismo y el hiperadrenocorticismo o Enfermedad de Cushing, y problemas con las hormonas sexuales, estrógenos y testosterona.
- Dermatosis infecciosas: entre ellas tenemos la pioderma, que está causada por bacterias como el Staphylococcus Spp o levaduras como la Malasezzia. La bacteriana puede llegar a ser muy grave e insidiosa. Necesita tratamiento antibiótico como base, acompañado de baños con champús especiales y lociones. Se diagnostica con citologías, biopsia y cultivos y es preciso un control muy exhaustivo del paciente para conseguir su recuperación.
- Enfermedades de la piel producidas por neoplasias (tumores). Estos tumores pueden ser benignos o malignos, y aquí aparece nuestro lema: siempre es mejor prevenir que curar, así que siempre recomendamos quitarlo y analizarlo con una biopsia para ponerle “nombre y apellidos” al tumor y tener un pronóstico y un tratamiento (que en la mayoría de ocasiones es ya la propia cirugía)
Como decíamos al principio, tratar las distintas afecciones en la piel de nuestros peludos es un tema muy extenso y complicado, porque cada animal es distinto y la misma patología puede manifestarse de distintas formas en cada paciente, por lo que lo mejor es que si notas cualquier alteración en su piel, o alguno de los síntomas que hemos comentado, lo mejor es pedir cita y valorar en consulta su estado: cuanto antes diagnostiquemos y tratemos cualquier problema dermatológico, antes volverá tu peludo a encontrarse bien ya que los problemas de piel pueden ser muy estresantes y dolorosos para ellos. Cuenta con nosotros para resolver cualquier duda que pueda surgir.